Feníe Energía celebró el pasado 28 de junio en su recién estrenada sede social de Madrid la Junta General de Accionistas, la segunda que se celebra en formato híbrido.
En un ejercicio especialmente complejo para las comercializadoras independientes, con un aumento de los precios del pool mucho más acusado que el de 2021 y con medidas regulatorias que han propiciado la pérdida de competitividad en el sector, la compañía ha conseguido mantener su crecimiento, aunque ha reducido cartera de clientes por primera vez en su historia. Se trata de una pérdida de cartera relativamente contenida, en relación con los movimientos de clientes en otras compañías del sector, lo que refuerza y consolida el éxito de un modelo único y disruptivo del sector energético del país. De esta forma, la compañía de los instaladores logra cerrar 2022 con un resultado neto de 5 millones de euros, un EBITDA de 11,9 millones de euros y una cifra de negocio de 820 millones.
A pesar del duro contexto existente, la compañía de los instaladores sigue demostrando su estabilidad y solvencia, según ha informado el Consejo de Administración y la dirección de Feníe Energía en su Junta General de Accionistas. En palabras de Paula Román, directora general, “ha sido un año muy complicado en muchos aspectos, los más relevantes de índole geopolítica y regulatoria, que han afectado mucho a nuestra actividad. Pese a todo, hemos podido solventarlo y obtener beneficios. La solidez que tiene esta compañía y el potencial de todo el equipo humano que la integra -accionistas, Agentes y empleados- nos hace afrontar el futuro con garantías, con el foco puesto en seguir logrando resultados positivos y mantener nuestra diferenciación en el mercado”.
Asimismo, la Junta General de Accionistas ha aprobado la distribución de un dividendo de 944.350€ brutos entre sus 3.162 accionistas y se ha revalidado la confianza en el Consejo de Administración. También se ha sometido a la Junta la renovación de los actuales auditores de cuentas, habiendo resultado aprobada la reelección de la empresa EY.
En este sentido, el presidente de Feníe Energía, Jaume Fornés, ha querido resaltar durante su intervención que Feníe Energía es una compañía de valores firmes y con un modelo de negocio único en el sector. “No podemos olvidar lo que nos define: la cercanía y profesionalidad de nuestros Agentes y el servicio de calidad que prestamos a nuestros clientes. Nuestro propósito es seguir creando valor para todos ellos y dar continuidad a nuestra trayectoria, demostrando que nuestro proyecto empresarial tiene aún mucho recorrido”.
El objetivo de la empresa para los próximos años es seguir creciendo para mantener su posición de liderazgo en el sector y continuar avanzando por la senda de la transición energética como pilar fundamental de su modelo, promoviendo un desarrollo sostenible e integrador.
Reivindicaciones urgentes
Feníe Energía ha recordado durante su Junta General de Accionistas las reivindicaciones urgentes que, desde la compañía, se hacen al Gobierno y a los organismos reguladores, en un contexto en el que la posición de dominio de las grandes compañías eléctricas se ha reforzado en el último año. Una situación que contribuye al deterioro de la libre competencia y a una situación de desprotección para los consumidores finales.
Feníe Energía denuncia una vez más el injustificado incumplimiento del Real Decreto-Ley 17/2021, que prevé que un 25% de la energía obtenida por tecnologías baratas, como la nuclear o las renovables, deba ofertarse obligatoriamente en el mercado mayorista a través del mecanismo de las subastas. El Gobierno se comprometió a celebrar la primera de ellas antes de final de 2021, pero hoy en día -con la legislatura ya finalizada ante el adelanto electoral- esta obligación sigue en el aire.
Por todo ello, Feníe Energía aplaude el reciente apoyo de la Comisión Nacional de los Mercados y la Competencia (CNMC) a la celebración de estas subastas, ya que “fomentaría la contratación a plazo por parte de los comercializadores no tradicionales, mientras se mantenga el contexto de incremento de la concentración del nivel del mercado minorista y la reducida liquidez de los mercados a plazo”.
El mantenimiento en el tiempo de esta situación y de los incumplimientos legales por parte del Ejecutivo daña tanto a los operadores que sostienen la libre competencia del sector eléctrico, que no pueden acceder a esa energía y, en muchos casos, se ven abocadas al cierre como empresas, como al consumidor final, quien tiene que hacer frente a los altos precios de la electricidad.